Maestra brillante, investigadora, curiosa, anfitriona, apasionada defensora de valores, universitaria, activista incansable por la igualdad, defensora de la diversidad, militante comprometida con la cultura de la paz… y sobre todo, profundamente humana. Estas y más son las características que definen a Inés Praga, como hoy se ha puesto de manifiesto en las intervenciones del acto de homenaje a quien durante tantos años ha sido, y es, una figura irrenunciable para la Universidad de Burgos.
Un acto que ha congregado a numerosos compañeros, familiares, antiguos estudiantes y, como la propia homenajeada afirmó, amigos todos, de la Catedrática de Filología Inglesa para presenciar la entrega de la Placa de la Universidad de Burgos y la inauguración del Aula Inés Praga Terente en la Biblioteca Universitaria.
Ignacio Fernández de Mata desgranó la vida de su compañera y amiga, sirviéndose de un paralelismo en el que Inés, convertida en Alicenes, recorría galería tras galería que la llevaban por el País de las Maravillas, en una historia de viaje y descubrimiento. Desde su nacimiento en Sama de Langreo a su paso por León y Valladolid, hasta recalar en Burgos como profesora. Su infancia en la cuenca minera asturiana, en el seno de una familia de mujeres lectoras y luchadoras inteligentes; su amor por la música – terminó los estudios de piano con 15 años –, la poesía y, sobre todo, el descubrimiento de Irlanda. “Langreana de pies ligeros, irlandesa de Sama”, como la definió, Inés Praga fue pionera en España de la desconocida rama de los estudios irlandeses, como se reconoció con su nombramiento como Doctora Honoris Causa en literatura por la Universidad Nacional de Irlanda en Cork en 1998.
Tras innumerables referencias literarias, desde El señor de los anillos a Harry Potter o James Joyce, para glosar la vida de “la madre de la UBU”, Fernández de Mata calificó este homenaje como “un acto de justicia y honor con el que la UBU reconoce el trabajo, la generosidad y la pasión de Inés”.
El rector de la Universidad de Burgos, Manuel Pérez Mateos, suscribió estas palabras y agradeció la carrera como docente - comprometida, brillante y próxima -, e investigadora - rigurosa y tenaz - que Inés desarrolló en la UBU, donde también ejercicio diferentes cargos académicos, incluida su participación en el primer equipo rectoral.
El papel de Praga como vicerrectora de Relaciones Internacionales y como a día de hoy todavía se recogen los frutos de su labor, fue puesto en valor por el rector, que citó el convenio que se mantiene con Western Michigan University, que acaba de celebrar su 25 aniversario.
Además, Pérez Mateos hizo un anuncio, que quiso sumar a los homenajes a la docente “en la última asamblea de la Universidad Europea RUN-UE, de la que formamos parte, se acordó impartir el grado conjunto de Filología Inglesa entre la Universidad de Burgos y la University of the Shannon de Irlanda”.
El rector concluyó su intervención manifestando su agradecimiento, admiración y cariño personal a Inés. “Gracias por tu carrera y dedicación, gracias a ti y a los que, como tú, han entregado su esfuerzo, profesionalidad y, a veces, vida personal a la UBU”.
Inés Praga, que confesó sentirse sobrepasada y emocionada, agradeció sentidamente el homenaje y el orgullo y honor que supone que un aula donde ha impartido clase lleve su nombre. “Qué mejor homenaje que un aula en una biblioteca, espacios fundamentales en mi vida. Uno que invita a compartir en libertad y que se regenera constantemente con juventud y otro con su soledad balsámica, acompañada de un papel y pluma”, afirmó. Generosa en toda su intervención, Inés compartió este homenaje con todas las mujeres que han hecho y hacen universidad “recibo este reconocimiento con humildad y orgullo y espero que mi nombre represente a todas ellas”.
“Trabajar en la UBU ha sido un acto de amor, un sagrado compromiso que cumplí con placer y orgullo”, aseveró para, a continuación, definir su trayectoria con las palabras “pasión, libertad y alegría”, pese a que también hubo ocasiones tristes, momento que aprovecho para recordar a sus padres, su marido y a compañeros ausentes, como el recientemente fallecido Federico Sanz.
“Ojalá mi nombre siga siendo digno de esta institución”, manifestó para expresar la responsabilidad que supone este homenaje, antes de concluir su intervención, deseando “larga y feliz vida a la UBU y a todos los presentes”.