Pseudoterapias médicas, dietas milagrosas, teorías conspiratorias, publicidad engañosa, miedos irracionales y pseudociencia en los medios han sido las prácticas que, evidencia en mano, se han desmontado implacablemente en el curso de verano “Ciencia, pseudociencia y pensamiento mágico en tiempos de incertidumbre” de la Universidad de Burgos.
Dirigido por el periodista Luis Alfonso Gámez, el curso ha contado con profesionales de la ciencia y la comunicación que expusieron qué son pseudociencias, en qué ámbitos del día a día estamos expuestos a engaños y cómo usar el pensamiento crítico para identificarlos y defendernos.
Jesús Zamora Bonilla, doctor en Filosofía, abrió el curso defendiendo que el positivismo es un humanismo, y que, pese a las críticas recibidas por las últimas corrientes filosóficas, es el mejor medio que hemos desarrollado para conseguir un conocimiento veraz. Defendió un “positivismo sensato”, ya que “necesitamos creer en algo para tomar decisiones” y “creer en cosas verdaderas es mejor que creer cosas falsas”. Sin embargo, vaticinó que el positivismo no será una filosofía popular, ya que “da a entender que la vida no tiene sentido, y lo que la gente quiere es que le digan que la vida tiene sentido”.
Mauricio José Schwarz, periodista científico, recalcó cómo nos llegan todo tipo de miedos a domicilio, tales como las teorías de la conspiración e ideas pseudocientíficas, y expuso las falacias en que caen. “Una parte del problema”, esgrimió, “es que el miedo se usa como forma de rebeldía”.
Deborah García Bello, licenciada en Química, habló de cómo el mundo de la cosmética se publicita con términos de ciencia-ficción cuando lo cierto es que hay mucha ciencia buena tras sus productos. “Que no os vendan engañifas”, dijo Deborah García Bello, y recalcó: “Los productos cosméticos ilegales y artesanales son los verdaderamente peligrosos, porque no nos podemos fiar de su composición y su control.”
Helena Matute, catedrática de Psicología Experimental, resaltó con ejemplos los muchos tipos de sesgos que tenemos y cómo provocan que nos engañemos a nosotros mismos sin ser conscientes. “Una gran pata del conocimiento científico consiste en eso: ‘No te fíes’”, afirmó.
Javier Pedreira, responsable de Informática de los Museos Científicos Coruñeses, argumentó que se debería enseñar pensamiento crítico desde niños y mostró los muchos tipos de bulos peligrosos que circulan por Internet a diario. ¿Las nuevas generaciones caerán menos en los engaños de Internet?, preguntó un alumno. “No”, respondió Javier, “siguen cayendo como enanos”.
Pablo Linde, periodista de El País, por su parte, se preguntó si la mala ciencia en los medios se debe a maldad o estupidez, y respondió que principalmente a lo segundo. También afirmó que se puede informar de noticias conflictivas, pero en las informaciones científicas “hay que huir de la equidistancia”.
Vicente Baos, especialista en Medicina de Familia, criticó el uso de pseudoterapias en la práctica clínica, aduciendo que, de una forma u otra, siempre resultan perjudiciales para los pacientes: “Queremos fomentar el pensamiento crítico para que la sociedad sea más libre” y finalizó asegurando: “Las mentiras que nos confortan interesan más que las verdades incómodas”.
Julio Basulto, dietista y nutricionista, desmontó las corrientes dietéticas que se venden como milagrosas, criticó los consejos nutricionales que no se corresponden con evidencias científicas, como la noción de que la fruta es mala después de comer o que el té verde adelgaza, y aconsejó: “No es cuestión de comer sano, sino de no comer insano”.
Por último, José Manuel López Nicolás, profesor de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Murcia, mostró su indignación hacia la publicidad engañosa y desleal en alimentos. Criticó a unos y otros: “Igual de mala es la quimiofobia que la naturofobia”, y declaró que hace falta un cambio social importante para la sociedad sea libre y consuma alimentos basándose en información veraz, ya que “una verdad a medias siempre es una mentira completa”.
Durante el curso se celebraron tres coloquios moderados por Luis Alfonso Gámez que se centraron en las vacunas, la psicología cognitiva, el periodismo, las pseudoterapias y alimentos recomendados y publicitados engañosamente.
Los alumnos hicieron comentarios muy positivos sobre los aspectos abordados en este curso a través de las redes sociales, en Twitter bajo la etiqueta ‘#veranoubu’. “Mucha calidad y ganas de mucho más”, escribió Marta Ubeira, alumna del curso, “Lo mejor los ponentes y Luis Alfonso Gámez, muy cercanos, nos han hecho disfrutar de unos días estupendos”. Varios alumnos en las redes se sumaron a la petición de una tercera edición de este curso de verano de la Universidad de Burgos.