Durante la fiesta de la Universidad de Burgos, el Rector Alfonso Murillo, ha subrayado que la UBU cumple con los parámetros establecidos por la ley para la acreditación de las universidades y señalado que la investigación tiene un papel preeminente en la institución académica burgalesa. El porcentaje de profesores doctores de la UBU es del 66,1%, supera las dos terceras partes y es muy superior al que establece el decreto de autorización de centros universitarios.
Murillo se refirió también al Campus de Excelencia Internacional Triangular – E³, del que formamos parte junto con las Universidades de León y Valladolid, que recientemente “ha resultado beneficiario de ayudas para la consolidación de proyectos de excelencia para las universidades. Y precisamente, entre las actuaciones financiadas se encuentra la constitución de una Red de excelencia internacional para el doctorado europeo conjunto, lo que sin duda supone otro apoyo a nuestra formación doctoral”.
Estas palabras fueron pronunciadas durante la fiesta de la Universidad de Burgos y el Día del Doctor, una festividad enraizada en la tradición del Alma Mater como un homenaje a los estudios de Doctorado que forman a nuevos investigadores y permiten preparar equipos de investigación para afrontar con éxito el reto que suponen las nuevas ciencias técnicas y metodologías, además de impulsar la formación del profesorado y de perfeccionar el desarrollo profesional, científico, técnico y artístico de los titulados superiores.
En 2015, en la Escuela de Doctorado de la Universidad de Burgos, se leyeron 88 tesis doctorales, un hito histórico dentro de la actividad investigadora de la UBU, que durante este acto académico ha homenajeado a los nuevos doctores que se incorporaron al Claustro Universitario.
En su intervención, el rector advirtió que la sostenibilidad de la investigación y la capacidad científica, innovadora y competitiva del país y de sus universidades precisan de la formación de doctores y desde la UBU se ha apostado claramente por la investigación de excelencia como recoge el acuerdo adoptado por el Consejo de Gobierno denominado “Estrategia en materia de investigación y de formación doctoral de la UBU”.
El rector recordó que la UBU ha comprendido la necesidad de impulsar la I+D+i y por eso ha firmado con la FAE un acuerdo específico para potenciar los doctorados industriales con el propósito de contribuir a mejorar la competitividad de las empresas y avanzar en la creación de equipos punteros y, aunque todavía queda mucho por hacer para incrementar el número de Unidades de Investigación Consolidadas y actividades destinada a dar una mayor visibilidad, Alfonso Murillo anunció que en breve se inaugurará el CIBA (Centro de Investigación en Biotecnología Alimentaria” y se refirió al trabajo que viene realizando el ICCRAM (Centro Internacional de Investigación en Materias Primas Críticas para Tecnologías Industriales avanzadas).
Murillo también avanzó que pronto comenzarán las obras del nuevo Centro de Investigación en Industrias Alimentarias, que complementará la oferta de formación e investigación en tres campos de la actividad, que la Universidad considera fundamentales para su desarrollo y para entorno socio económico de la provincia y de Castilla y León: el sector agrario, las industrias alimentarias y las aplicaciones industriales asociadas, en el que trabajará con la multinacional cárnica Campofrío.
Día del Doctor
La fiesta del Doctor tiene un amplio significado de reconocimiento a la aportación de nuevos conocimientos y muestra, además, el compromiso de la Universidad de ofertar programas de doctorado de calidad, especializados y comprometidos.
En el solemne acto académico, los nuevos doctores recibieron la felicitación del Rector y los atributos y diplomas del más alto grado de la Universidad: el birrete laureado, la muceta y los guantes blancos, que evocan el estudio y aprovechamiento a que queda obligado el graduado con la Universidad de Burgos.
Murillo mostró el orgullo de la institución a los nuevos doctores, deseo a todos una brillante carrera investigadora y se refirió a la internacionalización de nuestra Academia al contar entre ellos con un 25% de doctores procedentes de distintos países de Europa y América. “Queridos doctores, tengo que recordaros que la sociedad ha invertido mucho en vuestra formación y en vuestra cualificación, y a partir de ahora como gesto de responsabilidad tendréis que devolver a la sociedad los recursos que ella ha empleado en vosotros”.
Por último, el Rector Alfonso Murillo entregó también los diplomas a los 15 doctores que han obtenido el Premio Extraordinarios de Doctorado durante el curso 2013-2014 en las diferentes ramas del conocimiento.
En el nombre de los doctores intervino Marta Méndez Juez y Fábio Flores Proenҁa, y a continuación, el Padrino Miguel Ángel Iglesias, Profesor de la Facultad de Derecho y secretario de la Escuela de Doctorado; que habló sobre la imagen del investigador como referente ético y compromiso social.
Miguel Ángel Iglesias se refirió a los valores no monetizables de los doctores que es necesario promover y a la imagen del investigador como referente ético y profesional, así como a su grado de responsabilidad y pidió a las empresas una mayor implicación en los estudios de doctorado.
El Profesor Titular afirmó que “El espacio universitario es la patria común del mundo del pensamiento y de la tolerancia, que concilia sin fronteras reflexión y transformación innovadora, elementos claves de progreso. En este sentido, a la Universidad le compete algo más que proporcionar a los alumnos una simple acumulación de conocimientos y algo distinto que únicamente preparar especialistas para interesarse en el mundo mercantilista, porque hay valores no monetizables que coinciden con el saber en sí y que es necesario promover, independientemente de la capacidad de producir ganancias inmediatas o beneficios prácticos (N. Ordine y J. Habermas)”.
A su juicio, “resulta imprescindible, por tanto, que el espacio universitario y el de la actividad científica siga manteniendo un pulso reivindicativo y creativo en la formación integral de profesionales de cultura creciente y aplicada, con suficiente sentido crítico para conocer en profundidad la naturaleza de los problemas y las necesidades y para proceder a la gestión y toma de decisiones, ahora ya casi globales, con mínimos márgenes de error posible, pero siempre bajo esquemas morales de conducta y sometidos a parámetros de responsabilidad social, porque ello dignifica a la ciencia y al ser humano (A. Cortina)”.
Tanto la imagen del investigador –asociada a la forma de conducirse ante la vida- como los resultados de su trabajo, deben alzarse como referentes éticos y profesionales, proyectando un fuerte simbolismo positivo ante la ciudadanía, frente a la generalización de la vulgaridad y la desvergüenza (J. Gomá Lanzón).
Los administradores de lo público, los intelectuales, los científicos, los que desempeñen funciones de alto nivel o puestos de relevancia por su conocimiento o talento -derivado, por ejemplo, de la titulación de Doctor- tienen un mayor grado de responsabilidad en la tarea de aprobar decisiones que generen e incrementen, sin manipulaciones, el conocimiento, la innovación y el bienestar general, dado que pueden desplegar una capacidad de liderazgo e influencia para alimentar la expansión de una cultura de la ejemplaridad como máxima de actuación, aunque no necesariamente asuman un compromiso político activo (Gomá).
Asimismo, como defiende A. Cortina, junto a estos actores antes mencionados, también a las empresas les corresponde implicarse en esta tarea y adoptar una predisposición ética (no solo cosmética) en la contribución de crear buenas sociedades y condiciones más favorables para la vida presente y del porvenir, sin tomar determinaciones que “pongan en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la humanidad” (H. Jonas), abrazando una nueva “ética orientada al futuro”, que impone exigencias colectivas a los hombres de hoy por lo venidero.
Por fin el sueño cumplido
Por su parte, los doctores Marta Méndez Juez y Fábio Flores Proenҁa, en representación de todos sus compañeros, expresaron su agradecimiento y su compromiso con el rigor científico, así como la responsabilidad académica y el tesón investigador, “para que permanezcan constantes en nuestro desarrollo personal y profesional”.
Recordaron que la investigación ha estado siempre ligada a la actividad de las Universidades. “Es necesario que tal labor se siga promoviendo, incentivando y financiando desde las instituciones. Los doctores enriquecen los paradigmas de formación, integración y calidad que debe encarnar la Universidad en el medio en el que se desenvuelve. Es necesario salir y formar parte, escuchar, integrar a la Universidad con la sociedad, e involucrarse para elaborar respuestas útiles y comprometidas con nuestro futuro colectivo. El doctorado es una pieza esencial, necesaria pero no suficiente, para el desarrollo de un tejido cultural y científico que conecte y enriquezca los distintos actores sociales. Así, los científicos tienen una tarea adicional al quehacer investigador, la de mostrar para qué sirven”.
“Nada de lo que nos es común, nos debe resultar ajeno. Vivimos un tiempo complejo que debe servirnos, no para lamentarlos de lo que ha ocurrido, sino para aprender de nuestros errores y para fijar las líneas de mejora sobre las que trabajemos conjuntamente para conseguir una sociedad más justa. Es preciso que tomemos conciencia, espíritu crítico y voluntad colectiva de mejora, para implementar nuevas acciones que conduzcan hacia un horizonte de progreso y de desarrollo social. Todos tenemos un gran reto y sólo juntos, podremos lograrlo”.