UN GRADUADO EN INGENIERÍA ELECTRÓNICA INDUSTRIAL Y AUTOMÁTICA DE LA UBU CREA UNA EMPRESA DE IMPRESORAS 3D
Juan García Rodríguez, graduado en Electrónica Industrial y Automática por la Universidad de Burgos, con otros dos compañeros David Mayor Fernández y Miguel Ángel García Abad, crea una empresa de impresoras 3D, un claro ejemplo de emprendimiento e innovación.
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En junio de 2013 Juan García Rodríguez presentó su trabajo de fin de Grado, "Estado del arte de la Impresión en 3D mediante herramientas libres y su aplicación en el ámbito universitario". En este trabajo se analizó la evolución de esta tecnología en los últimos años, y el estado de las técnicas y herramientas disponibles actualmente con licencias libres, tanto de software como de hardware. Como conclusiones del trabajo se plasma la viabilidad de la construcción de modelos de impresoras 3D completamente libres en cuanto a licencias, así como la posibilidad de incluir estas nuevas tecnologías en las enseñanzas del Grado de Ingeniería Electrónica Industrial y Automática de la UBU.
Una vez finalizado y aprobado el Trabajo Fin de Grado, Juan García junto con David Mayor y Miguel Ángel García, compañeros de Electrónica Industrial de la E.P.S., se plantearon dar el salto de transformar el trabajo académico en un proyecto empresarial basado en las impresoras 3D. Y en el mes de julio presentaron a la comunidad universitaria el primer modelo de impresora 3D libre construido por ellos mismos. Desde entonces y dado el éxito del trabajo están planificando su empresa, que se encuentra ante su inminente puesta en marcha, prevista para este mismo mes de Septiembre tras tener en funcionamiento el tercer modelo de estas impresoras, realizadas por ellos mismos.
¿Pero qué es una impresora 3D?
Una impresora 3D es un dispositivo capaz de generar un objeto sólido tridimensional mediante la adicción de material a partir de un diseño realizado por ordenador. El término de Impresión 3D, usado por analogía con la impresión tradicional sobre papel (2D), engloba a las técnicas de fabricación aditiva. Esto se debe en buena parte a que la mayoría de los sistemas existentes generan capas paralelas y superpuestas.
Los pasos básicos para fabricar un objeto con esta tecnología, comienza por tener el modelo digital del mismo, que se habrá dibujado con cualquier herramienta de diseño asistido por ordenador o mediante un escáner tridimensional. Posteriormente se convierte este modelo digital en un lenguaje estándar que entienda la máquina y... "a imprimir". Así se construye el objeto, pudiendo durar esta impresión desde minutos a días. De esta manera tan simple es posible fabricar piezas muy diversas sin modificar la estructura de la máquina de fabricación, igual que una impresora convencional, que nos permite imprimir fotos de distintos formatos.
Los posibles usos de esta tecnología abarcan, desde el prototipado rápido o las pruebas de concepto y dimensionales de un diseño, hasta maquetas para exhibiciones, arquitectura y obra civil. También, resulta especialmente útil en ámbitos de investigación, en fabricación de series cortas de productos o piezas de escasa demanda, etc. Una aplicación muy directa es la fabricación de objetos únicos y/o personalizados.
Combinando la electrónica industrial y la fabricación, mediante este método esperan llevar adelante este proyecto de empresa, ofreciendo un servicio de impresión 3D a todo el sector industrial burgalés que quiera obtener una "copia" física de su diseño tridimensional, de forma que lo dibujado en un ordenador pueda convertirse en algo tangible.
Paralelamente, con la colaboración de estos emprendedores, se está dando forma a un grupo de investigación en impresión 3D en el Área de Tecnología Electrónica de la Escuela Politécnica Superior de la UBU. El objetivo de este grupo es desarrollar y mejorar la tecnología de impresión 3D, diseñando nuevas soluciones para el control electrónico de estas máquinas, usando esta tecnología como fin y a la vez como herramienta para la formación de nuevos Ingenieros, que en un futuro puedan desarrollar su profesión apoyados en una tecnología que ha evolucionado más en los últimos cinco años que en los 25 anteriores, cuando en los años 80 se desarrolló la primera impresora 3D comercial.