Los recelos de la Universidad de Valladolid y la grave crisis económica que sufrió el país en los años 90 motivaron el retraso en la creación de la Universidad de Burgos, la última de las universidades públicas fundada en nuestro país en 1994; según recordó el entonces ministro de Educación, Gustavo Suárez Pertierra, en la mesa redonda que celebró la UBU con motivo del vigésimo aniversario.
En este acto, que contó con la participaron de algunos de los principales artífices de la gestación y posterior gestión de esta institución, intervinieron, además de Suárez Pertierra, el profesor de la Universidad y ex diputado en el Congreso Federico Sanz, el vicepresidente de la Asociación Amigos de la Universidad de Burgos, Emilio Miguel Amo; Fernando Tejerina García, Rector de la Universidad de Valladolid en el último periodo del Campus de Burgos y bajo cuyo mandato se creó la Universidad de Burgos; Marcos Sacristán Represa, Rector-Presidente de la Comisión Gestora de la Universidad de Burgos (1994-1997), y el actual Rector de la Universidad de Burgos, Alfonso Murillo. Las seis personalidades analizaron el pasado, presente y futuro de la Universidad de Burgos y contaron cómo vivieron todo el proceso y el cumplimiento de los objetivos.
Recordaron como el pueblo burgalés estaba concienciado de la necesidad de una Universidad y sacó las banderas a los balcones para solicitar su creación. Y subrayaron la difícil situación económica del momento a la que se unió el proceso de transferencias educativas a las comunidades autónomas. Sin embargo, la UBU con un proyecto sólido, un número suficiente de alumnos, centros de prestigio en todo el país como la Politécnica y el compromiso y consenso político. Por ello salió adelante. Pero fueron necesarios tres ministros para la tramitación del proyecto de ley que finalmente sancionó el Rey el 27 de abril de 1994.
Durante el acto, el Rector Alfonso Murillo, dijo que estos veinte años han pasado como una exhalación y la Universidad se ha consolidado y crecido de una forma espectacular. No obstante, solicitó un mayor apoyo institucional puesto que la UBU nunca ha tenido una discriminación positiva y subrayó el desfase que existe en la implantación de nuevas titulaciones de la rama de Ciencias de la Salud. Murillo esgrimió el impacto socioeconómico de la UBU en la provincia y concluyó que hoy nadie imagina Burgos sin esta Universidad.
En estos 20 años, la UBU ha mejorado la formación y el futuro de los burgaleses y es una institución fundamental, en estrecha colaboración con el tejido empresarial. Motor de la sociedad, ha determinado su desarrollo y logrado avances en investigación, empleo, internacionalización etc.