Clara Sanz Hernando, doctoranda del Programa El Patrimonio histórico en Castilla y León, defiende su tesis doctoral titulada "La Voz de Castilla, el periódico de la Prensa del Movimiento en Burgos (1945-1976)" en el Salón de Grados de la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Esta tesis ha sido dirigida por los profesores Julio Montero Díaz y Miguel Moreno Gallo.
La tesis reconstruye la historia del último periódico de la Prensa del Movimiento, La Voz de Castilla, que tuvo su ámbito de actuación en la provincia de Burgos desde el 1 de septiembre de 1945 al 24 de enero de 1976. Uno de los objetivos de la investigación fue averiguar el porqué de este tardío nacimiento de la publicación en la que fue capital de la España nacional durante la Guerra Civil, más si cabe cuando Diario de Burgos se había convertido en portavoz de la Falange, primero, y del nuevo Estado después.
Se parte de la hipótesis historiográfica de que La Voz de Castilla era un peón más de la cadena de diarios movimentistas cuya misión era la legitimación del régimen en la provincia de Burgos. De ser esto así, se pretendía comprobar si la evolución de sus contenidos fue similar a la experimentada por sus homólogos. Asistiríamos, por tanto, a una primera etapa marcada por la Ley de Prensa de 1938, donde impera un férreo control a través de la censura previa y las consignas, y una segunda que empieza a intuirse bien entrados los sesenta, en un contexto marcado por el desarrollismo, y en concreto a partir de 1966, cuando entra en vigor la nueva Ley de Prensa e Imprenta, que provoca una tímida apertura informativa.
El trabajo consta de una parte teórica, con el empleo de varias metodologías, como la histórica o comparativa; y una parte empírica, en la que se aúna la perspectiva cuantitativa, a través de la realización de un análisis de contenido de las portadas, y la cualitativa, con entrevistas a trabajadores del diario que han permitido conocer la realidad intangible del periódico.
La investigación demostró que La Voz de Castilla no se integró plenamente en la cadena de Prensa del Movimiento hasta noviembre de 1952, por lo que los años anteriores a esa fecha presenta singularidades que le alejan de las características comunes a esta red: fue un empeño personal del jefe provincial del Movimiento, Manuel Yllera, que lo creó como una empresa privada, bajo la figura de una S.A.; sus fines fueron lucrativos y no solo propagandísticos, y se produjeron graves incidentes entre la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda y el propio Yllera por el control ideológico. Entre las similitudes, destaca su puesta en marcha con maquinaria incautada del frente de Madrid, su deficiente gestión y su escasa rentabilidad económica. En cuanto a los contenidos de sus portadas, se produce una clara evolución durante el tardofranquismo, aunque muy lenta, hacia temas menos ideologizados y más locales, así como a una presentación más visual.